
Anteriormente, la formalización de un contrato requería servicios nocturnos o la necesidad de trabajar con documentos físicos distribuidos por fax o e-mail. Dicho proceso manual conlleva un cierto tiempo y está sujeto a errores humanos, lo que requiere varias fases de revisión y puede causar pérdida de dinero cuando los contratos necesitan tiempo para ser formalizados. Adicionalmente, con los contratos físicos no es posible realizar de forma sencilla un seguimiento de las modificaciones, revisar el estatus o evitar que personas no autorizadas puedan ver su contenido. El proceso contractual puede ser particularmente gravoso para las pequeñas y medianas empresas que generalmente no disponen de personal de apoyo contractual extensivo.