
Durante una ceremonia realizada en el capitalino Museo Histórico Alemán, la presidenta en este semestre de la UE, la canciller federal germana, Angela Merkel, firmó la referida declaración, en nombre del resto de los gobiernos comunitarios.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el máximo dirigente de la Eurocámara, Hans-Gert Pottering, también rubricaron el documento, el cual consta de tres partes. La declaración llama a dotar a la UE de fundamentos comunes renovados antes de las elecciones del Parlamento Europeo, previstas para 2009, sin mencionar de forma explicita el dilema del retraso de la ratificación del tratado constitucional europeo. El texto, firmado en el marco de los festejos por el medio siglo del Tratado de Roma, que dio paso al nacimiento de las instituciones comunitarias, evitó, además, el tema de la discusión sobre el posible ingreso al bloque de países como Turquía. Merkel prefirió dejar el asunto de Ankara sin un referencia expresa en el citado documento, a sólo unas semanas de los comicios presidenciales de finales de abril venidero en Francia, donde ese asunto divide al electorado. Francia y Holanda se convirtieron a mediados de 2005 en los verdugos del proceso de ratificación de la carta magna europea, al rechazarla en sendas consultas populares. La canciller federal alemana subrayó su compromiso de trazar la ruta para lograr una consolidación de las estructuras comunitarias, antes de concluir la presidencia germana. Sin embargo, un estudio del tanque pensante Open Europe indicó que tres cuartas partes de los interrogados se pronunciaron por la realización de consultas populares para definir el destino de la Ley Fundamental de la UE. Además, el sondeo demuestra que 41 por ciento se pronuncia a favor del tratado constitucional e igual cifra lo rechaza, con independencia de que una mayoría de 16 estados podría rechazar el documento, incluida la propia Alemania. La declaración también llama a llevar juntos la iniciativa en política energética y protección del medioambiente, con lo cual, afirma, los países comunitarios contribuyen a contrarrestar la amenaza mundial del cambio climático.